El primer presidente republicano de los Estados Unidos de América mantuvo numerosos contactos espíritas, pero lo principal es que el presidente Lincoln tuvo varios sueños recurrentes sobre su propia muerte que narró a personas allegadas y que con el correr del tiempo se volverían lamentablemente proféticos.
Existe opinión generalizada que Abraham Lincoln fue el mejor presidente que hayan tenido nunca los Estados Unidos. Había nacido en la localidad de Spriegfield, estado de Illinois, en el año 1809 y murió de un balazo en la cabeza en abril de 1865, en la capital estadounidense, Washington .
Abolición de la Esclavitud
Abraham Lincoln Bregó fervorosamente por la abolición de la esclavitud, lo que lo llevó a una fuerte confrontación con los estados del Sur que, luego de ser electo presidente de la Unión participara en la Guerra de Secesión (1861 –1865).
Desde el año 1860, Abraham Lincoln se sintió irresistiblemente fascinado por el espiritismo que ya despuntaba con fuerza entre algunos sectores de la población estadounidense pese al reconocimiento de las hermanas Fox de que todo había sido un inmenso fraude. El autor de Proclama de la emancipación.
Cómo y por quien fue dada al Presidente Lincoln en 1861. En esta obra su autor, el coronel Simóm F.Kase da a conocer que el Presidente Lincoln era un habitué a las sesiones mediúmnicas que realizaba en la sala de su domicilio la Sra. Laurie.
En las mismas actuaba como médium la Sra. Nettie Colburm Maynard.
El coronel Kase da a conocer en este libro que un día la médium habló durante más de un hora con Lincoln sobre el irritante problema de la esclavitud. Le profetizó al presidente que la guerra civil no finalizaría hasta que todos los esclavos fueran libres y consiguieran la igualdad social.
El presidente estaba cada día más fascinado y no lograba salir de su asombro ante la firmeza de las convicciones de la médium. De cualquier manera el 22 de setiembre de 1862 se firmaba la ley que abolía la esclavitud.
El entorno mediúnico que rodeaba al presidente logró en alguna medida embelesarlo de tal forma con el mundo de los espíritus (sean estos lo que sean) que comenzó a creer cada vez más en una impresionante advertencia.
Habían visto caer a Lincoln desde una silla a raíz de un disparo a quemarropa, en medio de una multitud. La sombría profecía caló hondo en Lincoln y comenzó a contarle a sus allegados que alguien deseaba arrebatarle la vida y que “seguro que lo conseguiría “.
Las hermanas Fox
El atento lector se preguntará porqué la acusación de fraude a Margaret y Katherine Fox que pertenecían a un clásica familia norteamericana, cuyo padre era el pastor metodista John Fox, su madre Margaret y una hermana mayor de nombre Leach. Estas hermanas contribuyeron mucho al auge del espiritismo y causaron muchas controversias.
Esta familia el día 2 de diciembre de 1847 se mudó a un granja en el estado de Nueva York, a una aldea Haydesville, condado de Wayne. (esta granja había sido abandonada por su dueño por creer que estaba embrujada).
En el año 1847, Margaret y Katherine contaban con 12 y 15 años de edad respectivamente. En ese tiempo fue que comenzaron a escucharse unos extraños ruidos nocturnos en el techo. Las jóvenes comenzaron decir que se trataban de espíritus. Afirmaron que algunos muebles se movían y se deslizaban. En pocas horas toda la población de la aldea estaba al corriente de lo que ocurría en la casa de los Fox.
Espíritu
El espíritu en cuestión supuestamente comenzó a responder las preguntas que se le formulaban. Se ideó un alfabeto. Utilizando un estilete se iban señalando las letras y el supuesto espíritu daba un golpe a medida que se indicaban las correspondientes a las respuestas. El supuesto espíritu dijo llamarse Charles Haynes, un vendedor ambulante, que tenía cinco hijos.
El éxito de las hermanas Fox, actuando como “mediums “ fue tan grande que en poco tiempo hicieron una gran fortuna. Pero en el año 1888 las hermanas Margaret y Katherine, sorpresivamente confesaron públicamente que todo había sido un gran fraude. Los golpes que habían escuchado los ingenuos “consultantes “a las sesiones de espiritismo, los habían logrado produciéndolos con las articulaciones de la rodilla, los tobillos o el dedo grande del pie.
Margaret, que con el tiempo se había transformado en la señora Kane, diciendo de ella: “Katy y yo éramos niñas, y esta mujer anciana que es nuestra hermana se burló de nosotras. Se servía de nosotras en las exhibiciones y nuestros ingresos eran para ella“.
Por su parte Katherine, ya viuda del Sr. Sparr, confirmaba todo de esta manera :“Nos lanzamos a esto como niñas, demasiado jóvenes y demasiado inocentes para saber lo que hacíamos. Nuestra hermana Leach tenía veinte años más que nosotras. Hemos continuado, lanzadas a esta vida de engaño y alentadas por ella “.
( Margaret y Katherine murieron en 1892 y 1893 en la más absoluta miseria).
Teatro Ford
Solo una puerta con un amplio cristal en el viejo teatro Ford de Washington me separa del palco que está junto al escenario donde Lincoln observaba la representación de una comedia de la época “Our American Cousin “, de Tom Taylor el 14 de abril, viernes santo de 1865 a solo cuatro días de finalizada la guerra, con la rendición del famoso General Lee.
Encontrándome en la capital norteamericana, en el primer tiempo libre del que dispuse me dirigí al viejo teatro Ford para visitar aquel escenario tan apasionante como dramático en la historia de los Estados Unidos de América.
Camino algunos pasos por un estrecho corredor que me permite acercarme hasta el palco presidencial y observo detenidamente el sillón del Primer Mandatario donde fue asesinado. A uno de sus lados una silla más pequeña donde se sentaba su señora. Un poco más a la derecha, un sofá de la época tapizado en color rojo como los restantes sillones.
Palco presidencial
El palco presidencial se conserva como entonces. Una lámpara de siete brazos que pende del techo a modo de araña brinda una luz indirecta, es decir suave. Las banderas de la Unión al estar colgadas en dos partes dividen el palco y un retrato del presidente George Washington asoma entre los colgantes como en aquel fatídico día.
Por este mismo pasillo en el que me encuentro debió ingresar John Wilkes Booth, el asesino de Lincoln, integrante de los rebeldes secesionistas del Sur, de 26 años de edad, quien ya había fracasado en su plan de secuestrar a Lincoln para tomarle de rehén y llevarle a Richmond, la capital de los Estados del Sur.
En el palco presidencial se hallaban aquélla fatídica noche como acompañantes el Mayor Henry R.P.Rathbone y su prometida Miss Clara Harris hija del senador de Nueva York, Harris.
El asesino Booth tras disparar a quemarropa con su Derringer calibre 44, le atravesó el cerebro con una bala de media pulgada. Y en lugar de huir por el lugar por donde había entrado se traba en lucha con el Mayor Rathbone a quien logra herir con un enorme cuchillo y salta por sobre la baranda del palco, cayendo en el escenario desde más de tres metros de altura. Pero en el salto se enganchó la espuela con una de las banderas y se fracturó el tobillo (extremo distal del peroné derecho).
Huyó del teatro gritando “sic semper tyrannis “(así siempre a los tiranos). El público creyó ver en todo esto una parte de la representación.
Lincoln, un presidente desprotegido
Cuando uno comienza a juntar los pormenores de un hecho histórico, en ocasiones, son para tomarse la cabeza.
El general Grant , que luego sería Presidente de los EE.UU., había sido invitado esa noche concurrir al palco presidencial pero se disculpó diciendo que al otro día debía viajar para visitar sus hijas.
El asesino Booth ingresó tranquilamente al teatro y se dirigió al palco sin que nadie le interceptara el camino. En los archivos estadounidenses del Congreso existe un documento donde se certifica que por orden de la Sra. Lincoln el jefe de la seguridad presidencial, John T.Parker, miembro de la Metropolitan Police Force, designado como guardaespaldas del presidente no concurrió.
Otros dos hombres, el Mayor Eckert y Thomas Stanton se negaron a hacerle guardia al Presidente, pretextando otras obligaciones. Asombroso e increíble. El Presidente no tuvo esa noche nadie que le protegiera.
El sueño premonitorio que fatalmente se cumplió, Lincoln se lo comentó a su esposa.
Estando en la Casa Blanca, Lincoln se siente atraído por unos lamentos que proceden de la Sala Oriental. La misma se encuentra llena de gente apesadumbrada y militares de alta jerarquía que forman guardia alrededor de un cadáver.
Lincoln preguntó que ocurría y un soldado visiblemente emocionado, le respondió: “El Presidente ha sido asesinado“.
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