¿Hay pruebas de la existencia de ovnis? En todas partes del mundo el público suele pedir “pruebas “consistentes como por ejemplo, un fragmento metálico de una nave extraterrestre. La mayoría de esas personas creen que no existen y que por tal motivo la existencia de los ovnis no está probada en absoluto.
Esta convicción no solo se aprecia en algunos medios científicos, sino también en estratos populares de la población. En uno y otro caso se trata, de una verdadera creencia “negativa“. Pero nada más lejos de la verdad: existen en cantidad apreciable.
Uno de los primeros casos se remonta a 1947.
La famosa oleada estadounidense hallada 20 años más tarde por el investigador Ted Bloecher. Seis platillos voladores sobrevolaron la isla de Maury, distante unos cinco kilómetros para adentro de Tacoma, estado de Washington, tres días antes de la difundida observación de Kenneth Arnold el martes 24 de junio de ese lejano año.
Sobre la lancha guardacostas que tripulaba, Harold A.Dahl y que maniobraba hacia la punta meridional de Tugetsount, cayó una lluvia de fragmentos metálicos. Era tal la cantidad de objetos que caían a su alrededor que le llevó a buscar refugio bajo una saliente de la costa. Acompañaban a Dahl, su hijo y su perro. Uno de los fragmentos alcanzó al animal y lo mató.
El hijo de Dahl sufrió heridas en un brazo al ser alcanzado por otro fragmento metálico. Dahl cuenta el extraño episodio a su superior Fred E.Chrisman, que no le creyó. Aún así, intrigado, decidió dar una vuelta por el lugar y encuentra, para su asombro, unas 20 toneladas de material caído de los platos voladores.
El caso toma estado público
Es así como llega a intervenir a pedido de una revista de Chicago Kennet Arnold, protagonista del difundido avistamiento en las proximidades del Monte Rainer.
Las cosas se complican cuando Dahl recibe la visita de un enigmático señor vestido de negro, quien le solicita que olvide a los periodistas. A todo esto, Arnold ya había establecido contacto con Chrisman, quien ahora se hallaba convencido de lo ocurrido, pues él mismo había visto uno de los aparatos descriptos por Dahl en la visita que registró a la región dos días después.
Ante el cariz que tomaban los acontecimientos Arnold decide ponerse en contacto con la autoridades militares y habla con el teniente Frank Brown.
Éste en compañía del capitán Dawson llega a Tacoma el día31 de junio. Los militares habían llegado en un avión y encuentran parte de los fragmentos del material desconocido. Al día siguiente esos militares parten junto a los fragmentos metálicos en el B 29 que habían llegado y se estrellan unos 20 minutos más tarde de despegar del aeropuerto de Kelso, en el estado de Washington.
Algunos detalles inquietantes
Entre los restos del avión siniestrado no se encontró ni uno solo de los fragmentos del ovni.
Los servicios de inteligencia militar trataban de restarle trascendencia a lo ocurrido. Llegaron a sugerirle a los principales protagonistas del hecho, con Arnold incluido que declarasen todo como un fraude. Al no lograr sus propósitos a Chrisman y Dahl se les fijó un nuevo destino y hasta el día de hoy no se ha podido dar con el paradero de estos hombres.
El propio Kennet Arnold, en ocasión de celebrase en Chicago el primer congreso ufológico internacional, en 1977 comentó que el misterioso hombre de negro intervino en este” novelesco“ asunto en varias ocasiones.
Otro de los casos vinculados con la caída de objetos provenientes de un ovni, ocurrió en Campiñas. Uno de ellos se desprendió de la parte inferior de la nave observada por varios testigos, que conformaban una especie de “lluvia plateada”que cayó sobre el patio de una señora que vivía en la calle Alcalde Solon. Esta señora que prefirió la privacidad dijo que lo que vio era un plato volador típico.
Esta localidad brasileña se encuentra a unos 100 kilómetros al noroeste de San Pablo. El evento ufológico narrado ocurrió allí el 13 de diciembre de 1954, año de oposición del planeta Marte y año de la conocidísima oleada francesa, y fue investigado en profundidad por el Dr.Rolf Weber y por el profesor Charles A.Maney, del colegio De Akron, Ohio, Estados Unidos. El segundo de los nombrados fue el que realizó el análisis más profundo de los materiales caídos debido a las gestiones y envíos de materiales desde la República Federativa de Brasil, por el lamentablemente desaparecido Dr. Olavo Fontes.
Lo ocurrido
La señora que presenció los acontecimientos dijo que el material que caía estaba en estado líquido y a una elevada temperatura, pues cuando se acercó a tocarlo desistió, por calor que emanaba.
Un vecino, el profesor Nascimento -científico de profesión –aguardó a que el material se enfriase y lo recogió. De inmediato se lo llevó al Dr. Masseyr, director de los laboratorios Young de Campiñas quien seis horas más tarde dio a conocer un comunicado.
“La muestra analizada es una combinación de estaño químicamente puro ( 88.91 %) y oxígeno ( 11.09, como óxido ), no se encontraron otros elementos ni impurezas de ningún género en el material en cuestión. Este análisis ha demostrado que la sustancia es un metal –concretamente estaño –en elevada concentración y con un grado excepcional de pureza, sin impurezas ni trazos de otros elementos, exceptuando oxígeno el cual procede de la oxidación por su contacto con la atmósfera.
Observación
La muestra analizada pesaba 1.30 gramos.
El comunicado que acabo de transcribir se publicó en la prensa de Brasil, concretamente en la de Río de Janeiro los días 22 ,23 ,24 y 25 de diciembre.
El profesor Charles Maney se enteró semanas más tarde que la aviación brasileña realizó también –por su cuenta y secretamente- diversos análisis sobre los materiales caídos que concordaban con los logrados por el Dr.Charles Maney. El emisario del mando de la fuerza aérea de Río de Janeiro fue el sargento Nelson Bandeira Da Silva, quien retiró el material, previa entrega de un recibo de la Redacción del Correo Popular, donde el extraño material había quedado en custodia.
En la playa de Ubatuba
Los alarmados bañistas, quedaron por un segundo paralizados en setiembre de 1957 cuando en pleno día un disco volador se acercaba a una velocidad fenomenal hacia la playa, al parecer en curso de colisión.
Los cientos de observadores vieron como segundos antes de estrellarse el plato en las aguas realizó un viraje repentino, rompió la picada y ascendió con una fuerza fantástica.
Los cientos de espectadores (vale la pena repetirlo ), en el mas absoluto silencio y observando este extraño acontecimiento ve que el ovni estalla en una enorme llamarada, que hoy testigos de aquella época lo comparan con el terrible accidente del Challenger, en 1986. Miles de fragmentos ígneos cayeron en una terrible lluvia de chispas de todos los tamaños. La mayoría al mar, pero algunos fueron a dar cerca de donde rompían las olas, los que de inmediato fueron recogidos. Era un material blanquecino y sumamente liviano.
Uno de los fragmentos pudo ser investigado por el Dr. Olavo Fontes, quien lo hizo analizar en el laboratorio dependiente del Ministerio de Agricultura. El análisis espectrográfico mostró la presencia de magnesio en un elevado grado de pureza, con ausencia total de cualquier otro elemento metálico.
No conforme con esto el Dr. Fontes llevó la misma muestra a otros laboratorios que ratificaron el elevadísimo grado de pureza del magnesio, imposible de alcanzar con nuestra tecnología terrestre.
Para profundizar aún más
El Dr. Fontes escribe un minucioso informe donde afirma que una nave extraterrestre, se desintegró por causas desconocidas sobre la playa de Ubatuba; los análisis clínicos realizados en los laboratorios del gobierno de Brasil ocupan casi 50 páginas.
Todos estos datos pueden hallarse en el capítulo 3 del informe elaborado por los científicos de la universidad de Colorado quienes realizaron un análisis por el método de activación de neutrones en un laboratorio estatal de Washington. La muestra fue comparada con otra de magnesio puro, suministrada por la empresa Dow Technical Co. El resultado demostró que el magnesio de Ubatuba era menos puro que el producido comercialmente en los laboratorios norteamericanos, por lo tanto ,no necesariamente tenía que ser de procedencia extraterrestre.
Sin embargo, no debemos perder de vista la elevada presencia de estroncio en la muestra de Ubatba y en el hecho de que varios cientos de ciudadanos vieron al aparato aproximarse a la playa una velocidad fantástica, realizar la increíble maniobra hacia arriba y luego desintegrarse en miles de fragmentos metálicos.