Se desconoce por qué la Naturaleza, esa madre sabia cuya magia todo lo envuelve, nos ha obsequiado, de una manera casi maravillosa, con las imágenes oníricas. Muchas son las personas que, a lo largo de la historia, han tratado de encontrar, a través de respuestas e hipótesis que se podrían tachar de lógicas y creíbles, una conclusión a este escurridizo misterio, o al menos diversas teorías que podrían entrar en consideración con lo que se creía en ese determinado hecho puntual del momento histórico.
Dando lugar, con todo ello, a múltiples interpretaciones sobre este mismo fenómeno, sobre esta misma temática, gracias a las cuales conocemos, en la actualidad, gran cantidad de sueños que, de una manera un tanto especial y enigmática, se han ido clasificando en distintas materias, según sus características, gracias -valga la redundancia- a esas mismas personas que los investigaron o, en definitiva, que tuvieron la “osadía” de estudiarlos en unos tiempos en los que éstos se creían malditos.
Como buen ejemplo, desde muy antiguo, muchas civilizaciones que hoy día consideramos como cultas, es decir, cuyo nivel cultural era rico y altamente importante, tenían una idea fija sobre los sueños, pensando que éstos eran meras manifestaciones divinas, donde los dioses, aquellos seres supremos que eran adorados y que eran considerados como señores creadores del cielo y de la tierra, se ponían y permanecían en contacto continuo y directo con las personas que los adoraban.
En Egipto, por ejemplo, se creía que los sueños reflejaban el bien o el mal, llegándose a dividir, como bien decía, en diferentes clases según las distintas características que presentaban cada uno de ellos.
En Babilonia, existían sacerdotes con el único objetivo y propósito de entrevistarse con esos seres divinos que se manifestaban, siempre supuestamente, mientras las personas dormían. En la India o China los sueños servían como medio de diagnóstico para predecir enfermedades…
Ese, era el pensamiento y la ideología de civilizaciones tan dispares, pero a la vez tan cultas, como la babilonia o la egipcia. Civilizaciones que, al no encontrar una explicación aparente a ese fenómeno que les inquietaba, se refugiaban en un mito, en ese mito tan admirado y querido como era el de los dioses o héroes.
Buena prueba de ello es el mito Sueño, creado por los romanos, que era hijo de la noche y hermano gemelo de la muerte, y que vivía en una oscura cueva situada en el lejano y enigmático oeste. A esta siniestra teoría se le podría encontrar una explicación lógica que explicaría, posiblemente, el terror que las antiguas civilizaciones, y para ser exactos la romana, le tenían al sueño, al relacionarlo íntegra y directamente con la muerte, pues no podían hacer nada por evitar esas “películas” que aparecían durante la noche, mientras dormían.
Pero, ¿por qué?, Acaso, ¿los sueños reflejarían en aquellos tiempos, tal y como sucede hoy día, sucesos e incidentes que tendrían lugar en un futuro no muy lejano y que no podían impedir? O, simplemente, ¿le tenían miedo por producirse durante la noche y en un proceso durante el cual no podían intervenir y mucho menos evadir?. Al parecer, las dos hipótesis están bastante apoyadas.
Los egipcios, también, comenzaron a hacer un estudio más o menos detallado y exhaustivo sobre los sueños, llegándose a clasificar en distintos tipos según las diversas características presentadas por los mismos y pensándose, de igual manera, que éstos reflejaban el bien o el mal, y viceversa.
El sueño como estudio
El estudio de los sueños se ha venido realizando desde el pasado. Como muestra, en la Antigua Grecia se creaban oráculos con el fin de investigar e interpretar el significado de estos, y conocer así un poco más sobre este fenómeno; de forma que existían personas que no realizaban ninguna acción ni trabajo, sin antes consultar con las personas dedicadas a ese estudio (oráculos), cuyas respuestas o explicaciones eran siempre consideradas como irrefutables y altamente importantes.
Pero, y aunque sigamos estudiando el fenómeno de las imágenes oníricas o, más exactamente, hallamos podido conocer cómo se producen, por qué y para qué, hay que destacar que, este maravilloso, fascinante y oscuro mundo, ha estado siempre rodeado de un cierto toque de misterio; ha estado siempre envuelto por esa cortina oculta de lo enigmático, recóndito y reservado.
No por los pensamientos que los sujetos de la antigüedad, es decir, los estudiosos del momento tenían sobre ello, pues, por ejemplo, creían que éstos eran malditos, una forma más por la que el diablo o el maligno hacía acto de presencia en la vida de cada persona y que, de una forma indirecta, no podían evitar, al producirse esto en un momento en el que, el sujeto, se encontraba durmiendo, sino por ese tipo de fenómenos que, aunque se produce mientras dormimos, no podemos evitar y que se nos muestra como una prueba, como una película ya grabada y que, en un futuro, va a ser proyectada sin que nadie, al menos por el momento, lo evite.
Son los sueños premonitorios, unas palabras que vienen a significar aquellas imágenes oníricas que nos presentan hechos o sucesos que van a suceder, pero que, de una forma muy especial, se le muestra a un sujeto en cuestión para que, en un primer momento, se convierta en un testigo incómodo de lo que va a tener lugar.
Ver el futuro mientras soñamos
Se dice que mientras dormimos el ser humano es capaz de recoger imágenes desde el más allá, desde un lugar desconocido para el hombre, pudiendo así soñar, en rigurosa exclusiva, un hecho o suceso que va a tener lugar en un futuro no muy lejano.
En este punto, hay que tener en cuenta una hipótesis ya bastante conocida y que, a su vez, es defendida por centenares, tal vez millares de personas: ¿Está todo ya creado y “archivado” en un gran cajón cuya etiqueta lleva escrita la palabra Destino?. Y si la respuesta es negativa, ¿por qué, entonces, podemos observar catástrofes u otros hechos no menos aterradores cuando éstos aún no se han producido pero que van a tener lugar?
Existen una cantidad inmensa de casos y sucesos de esta índole. En su mayoría, se caracterizan por un punto altamente importante: el sujeto es testigo del suceso observándolo siempre en primera persona y nunca interviniendo en este, de forma que se convierte en testigo mudo de un acontecimiento que va a tener lugar en años, meses, días, e incluso horas.
Uno de los casos más sorprendentes, pero a la vez más aterradores y crueles, fue el protagonizado por una niña de tan sólo 9 años. Eryl Mai Jones, vivía tranquilamente en un pueblo de Gales, hasta que, de pronto, un día despertó sobresaltada contándole a su madre cómo había visto en sueños que el colegio en donde ella estudiaba había desaparecido por completo, debido a “una cosa negra” que lo había aplastado.
La madre, al pensar que el sueño era como uno más, no le dio importancia. Pero, horas más tarde, medio millón de toneladas de carbón de desecho se deslizaban sobre el pueblo minero de Aberfan, sepultando la escuela y una docena de edificios. Eryl, predijo su propia muerte…
También, existen sucesos tales como el protagonizado por Abrahan Lincoln, quien predijo su propio asesinato, al observar, una noche, un cuerpo tirado en el suelo rodeado de personas. Al acercarse, se dio cuenta que, el sujeto que estaba en la superficie, sin moverse, era él… ¿Cómo puede ser esto posible?.
Un caso sorprendente
Margarita O., una mujer de Gran Canaria, de 34 años de edad, ha sido protagonista de este tipo de fenómenos. En su caso, los sueños que ha tenido, y que ya han ocurrido, no son tan dramáticos como la mayoría de los sueños proféticos existentes y, posiblemente, un hecho que podría evidenciar la veracidad de su testimonio es, quizá, que estos nunca han salido a la luz, que los ha querido mantener en secreto durante largos años, tan sólo contándoselos a sus familiares y amigos más cercanos.
«Recuerdo que, hace años, yo salía con mis primas y con un chico.
Durante esos días, tuve un sueño muy extraño, en donde veía a un hombre caminar por un puente y oía una voz dulce y femenina que me decía: -mira, lo ves, es él. Me desperté y quedé sorprendida por lo enigmático del sueño. Meses más tarde, comencé a salir con ese chico y me di cuenta de que él era el que aparecía en ese sueño y que la voz me quería advertir de que éste me iba a hacer mucho daño».
«Años después, me encontraba durmiendo tranquila en mi casa, y entre sueños observé como una especie de velatorio donde habían muchas personas vestidas con ropa negra y muy tristes. De repente, el timbre de la puerta me despertó, era mi novio. Me dijo que su madre había fallecido y que me vistiera rápido para dirigirnos al velatorio. Casualmente, me di cuenta de que aquél sombrío lugar era con el que yo había soñado hacía tan sólo unas horas».
«Unos cuántos años más tarde, soñé que iba en el coche con mis padres, y que nos dirigíamos a la casa de una de mis hermanas, que se encontraba en una zona de Las Torres. Yo vivo por Mesa y López y antes, para poder llegar hasta dicho lugar, había que ir por la Avenida de Escaleritas. Pues bien, yo soñé, según recuerdo, que me encontraba viajando por una carretera que tenía una especie de túnel y que atravesaba el barranco de La Ballena. Yo veía claramente los coches que venían por el otro carril y, no sé cómo explicarlo, como se puede comprobar, hoy en día se ha construido una gran circunvalación que va desde Mesa y López hasta Las Torres… ».
Misteriosa e intrigantemente, los sueños de Margarita O. no terminan ahí. Ya finalizada la entrevista y apagada la grabadora, pero con el bolígrafo y el cuaderno de campo en mano, ésta me relató como, en ese mismo y último sueño, había podido observar, además de lo ya comentado en anteriores líneas, unos terrenos en donde habían plantado césped o algo parecido a hierba…
Si observamos el plano del proyecto que, en estos momentos, se está llevando a cabo, podremos darnos cuenta que, en ese mismo lugar, en ese mismo barranco, o, más precisamente, justo al lado de esa misma carretera que Margarita vio en sueños, hay ahora plantados, valga la redundancia, diversas plantas y demás arbustos o, para más INRI, se está comenzando a construir un enorme parque y diversas canchas deportivas rodeadas de zonas verdes.
Para muchos, incidentes de estas características podrían tener una explicación lógica y aparente, no teniendo por qué, ésta temática, tener que estar relacionado con ciertas cuestiones enigmáticas y misteriosas, ya que, cada sueño, tiene que ver con los pensamientos y obsesiones del sujeto en cuestión, de forma que, todas aquellas personas que tienen miedo a ser asesinadas o piensan que van a morir, dentro de poco tendrán un sueño de similares circunstancias.
Pero, ¿por qué, en algunas ocasiones, soñar con el futuro tiene lugar en realidad?, ¿por qué sucede? Y sobre todo, ¿por qué ese individuo puede observar su propia muerte o, más exactamente, lo que le va a suceder en un futuro no muy lejano cuando esto todavía no ha ocurrido?
Pocos conocen la respuesta. Tan sólo, se pueden aportar hipótesis para tratar de esclarecer este tipo de fenómenos; para tratar, en definitiva, de encontrar respuesta a un enigma que, de buen seguro, sigue desafiándonos…
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